viernes, 7 de noviembre de 2014

Jutba del 7 de noviembre de 2014: Lecciones y enseñanzas de la emigración del mejor de los seres humanos: La hermandad entre emigrantes y los Ansar

Las alabanzas a AL·LAH, Señor de los mundos. Testifico que no hay más Dios que AL·LAH y que Muhammad es Su Mensajero. Que AL·LAH le bendiga y le de la paz, a él, a su familia y a sus Compañeros.
El tema del jutba de hoy es: lecciones y enseñanzas de la emigración del Profeta (صلى الله عليه وسلم)
Continuamos, en nuestro encuentro de hoy, hablando sobre la emigración de RasuluL·LAH
(
صلى الله عليه وسلم), y una de las mejores lecciones que encontramos es la hermandad entre emigrantes y los Ansar, los habitantes de Medina. Jamás esta Umma del Islam hubiera llegado donde ha llegado si no fuera por la unión de los musulmanes como si tuvieran un solo corazón. Una sociedad que está desunida, donde cada uno odia al otro, no puede esperarse nada bueno de ella. Por eso, lo primero que hizo el Profeta (صلى الله عليه وسلم) al llegar a Medina fue hermanar a los emigrantes con los habitantes de Medina. Hermanó a cada uno de los ansar con un emigrante, teniendo estos derechos de hermandad, más que los derechos de los hermanos de sangre. Incluso llegó un momento que los emigrantes heredaban a sus hermanos de Medina, y así se mantuvo durante un tiempo, hasta que los emigrantes se adaptaron a Medina y se  integraron en la sociedad.  Y AL·LAH (سبحانه وتعالى) les abrió las puertas del bien, les dio botines y otras provisiones… entonces ALLAH (سبحانه وتعالى) hizo descender el versículo de la herencia: “…Y los que tienen lazos de consanguinidad, tienen más derecho los unos con respecto a los otros en el Libro de AL·LAH”.
Y hay muchos y hermosos ejemplos en la hermandad que es imposible encontrar algo parecido a lo largo de los tiempos. Basta recordar uno. El Profeta (صلى الله عليه وسلم) hermanó a Abderrahman ibnu Auf (emigrante) con Sad ibnu Rabia (de Medina). Dijo Sad: “Yo soy el más rico de los ansar, te doy la mitad de mi dinero… y tengo dos mujeres, mira la que más te gusta, y, cuando acabe su periodo de espera, cásate con ella”. Le contestó: “Que ALLAH ponga Báraka en tu dinero y tu  familia. Enséñame el mercado”… y con el tiempo volvió de los más ricos….”. (Esta historia está Sahih Bujari)
Nos puede sorprender esta generosidad extrema de Sad ibnu Rabia, que no ofreció una cantidad de dinero para gastarlo, sino que ofreció la mitad de lo que tenía. Y no le dijo que tenía dos mujeres, que divorciaba una, la que no le gustaba, sino que él eligiese. Y, a pesar de esta generosidad, Abderrahman ibnu Auf, recibió esta oferta con mucho pudor y le dijo: “enséñame el mercado”. Es lo mejor que puede hacer un hombre, realizar cualquier trabajo y no vivir a expensas de alguien.
La hermandad entre los musulmanes todavía sigue y no desaparecerá, con el permiso de ALLAH (سبحانه وتعالى), hasta el Día del Juicio. La relación que nos une es muy fuerte: nuestra religión es una, nuestro Profeta es uno, nuestro Libro es uno y nuestra qibla es una. ¿Por qué no nos unimos y nos juntamos?. Hemos de estar pendientes unos de otros. Tenemos que querernos, el musulmán tiene que amar a su hermano y desearle el bien.
RasuluL·LAH (صلى الله عليه وسلم) dijo: ““No creerá (completamente) ninguno de vosotros mientras no quiera para su hermano lo que quiere para sí mismo.”. (Lo relataron Bujari y Muslim)
En otro hadiz: “El musulmán es hermano de otro musulmán. No lo oprime, ni lo humilla, ni lo abandona. Y el temor de AL·LAH reside en el corazón. Y ya es suficiente mal que una persona desprecie o humille a su hermano musulmán. Cada musulmán es sagrado para otro en su honor, en su riqueza y en su sangre.”. (Hadiz Muslim)
"El musulmán es hermano de otro musulmán, no lo oprime ni lo entrega a su enemigo, dejándolo sin ayuda. AL·LAH acude en ayuda de aquél que acude en ayuda de su hermano. Y a quien libera de una pena a un musulmán, AL·LAH lo libera de otra en el Último Día. Y a quien cubra los defectos de su hermano, AL·LAH le cubrirá los suyos en el Día del Juicio." (Lo relataron Al Bujari y Muslim).
El Islam insiste sobre el amor al musulmán, en darle la victoria, en ayudarlo y liberarlo de sus penas... y en que no abandone a su hermano. La hermandad entre los musulmanes no conoce límites, ni fronteras, ni tierra,  sino que todo quien dice “La ilaha il·la AL·LAH” es nuestro hermano, sea cual sea su nacionalidad o su color. RasuluL·LAH (صلى الله عليه وسلم)  dijo.: “Hombres! Vuestro Señor es Uno. Vuestro padre es uno. No tiene preeminencia el árabe sobre el no árabe, ni el no árabe sobre el árabe, ni el rojo sobre el negro, ni el negro sobre rojo, si no es por su taqwa. “Y en verdad que el más noble de vosotros ante Allah es el que más Le teme”.
No es mejor un musulmán que otro sino sólo por el temor, y una nacionalidad no es mejor que otra, ni un color mejor que otro… sino que el mejor es aquel que tiene más temor. AL·LAHUMMA haz que seamos de ellos.
En una sura del Corán AL·LAH (سبحانه وتعالى) dice al Profeta (صلى الله عليه وسلم): “Él es Quien te ayudó con Su auxilio y con los creyentes. Y unió sus corazones. Aunque hubieras gastado todo cuanto hay en la tierra no habrías conseguido unir sus corazones, sin embargo Allah los unió. Verdaderamente Él es Irresistible, Sabio.”
Sabéis todos que antes, los ansar, los habitantes de Medina, se repartían en dos tribus: Aws y Jazrach, y eran enemigos; incluso algunos de los sabios dijeron que la guerra entre ellos duró 120 años. Después, con el Islam, AL·LAH (سبحانه وتعالى) los reconcilió, pero a los judíos no les gustó esta unión. Entonces uno de ellos intentó enemistar las dos tribus. Dio la orden a un joven que recordase a las dos tribus un día llamado “BAAZ”, en el que hubo una guerra entre ambos... y lo hizo. Entonces los dos grupos comenzaron a discutir entre sí, a jactarse, a insultarse y amenazarse hasta que al final se produjo el grito de “¡A las armas, a las armas!” resueltos a recomenzar la disputa. Hasta que llegó la noticia a RasuluL·LAH (صلى الله عليه وسلم) que dijo: “¡Oh musulmanes!”, y luego pronunció dos veces el nombre de Dios, “AL·LAH, AL·LAH”. “¿Actuaréis como en los días de la ignorancia, sin importaros que yo esté con vosotros, que Dios os haya guiado al Islam, os haya honrado con ello y, además, os haya hecho posible romper con vuestras costumbres paganas, os haya salvado de la incredulidad y haya unido vuestros corazones y volvéis a lo que hacíais antes cuando no erais musulmanes?”. Al instante comprendieron que habían sido shaitán, y lloraron y se abrazaron entre sí, y regresaron con el Profeta a la ciudad, atentos y obedientes a sus palabras.
Alguno de los comentaristas, entre ellos el Imam Tabari, dijo que este suceso fue una de las causas sobre las que descendieron varios versículos de la sura Al Imran. Y una de ellas “Y aferraos todos juntos a la cuerda de Allah y no os separéis; y recordad el favor que Allah ha tenido con vosotros cuando, habiendo sido enemigos, ha unido vuestros corazones y por Su gracia os habéis convertido en hermanos. Estabais al borde de caer en el Fuego y os salvó de ello. Así os aclara Allah Sus signos. Ojalá os guiéis.
Pues vamos a renovar el compromiso de la hermandad entre nosotros y que sepamos todos que la palabra Tauhid “unificación”, que nos une, es más fuerte que todo, más fuerte incluso que la sangre que une a los hermanos de padre y madre. Por eso, cuando muere un musulmán, no le hereda su familia que no es musulmana, sino que le heredan sus hermanos musulmanes. Y recordemos que el Islam unió a todos los compañeros, emigrantes y ansar, unió a Bilal de Etiopía, Salman de Persia, Suhaib el Romano, Omar el Quraishí… el Islam nos junta y nos une
Y temed a AL·LAH (سبحانه وتعالى), adoradores de AL·LAH y sed hermanos.  ALLAHUMMA une el corazón de todos los musulmanes y unifica su palabra y haznos hermanos que nos amemos por ti.


Y que AL·LAH bendiga al Profeta Mohammed y le dé la paz, a él, a su familia y a sus Compañeros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario